Durante las primeras clases, con la ayuda de los ejercicios propuestos, fuimos capaces de valorar la enorme importancia qué tienen estas dos preguntas para la evolución y el desarrollo de los seres humanos.
Saber donde nos encontramos (conocer nuestros recursos y nuestras carencias) y hacia donde nos dirigimos (nuestros objetivos y nuestro camino) es fundamental para todas las personas, pero aún más para un profesional de la Orientación.
Hemos aprendido qué solo partiendo de estas reflexiones seremos capaces de evolucionar y de ayudar a los demás en sus procesos de cambio y desarrollo.
Encontrar las respuestas a estas preguntas depende de cada uno de nosotros y no existen recetas, solo debemos estar dispuestos, reconocer -ser conscientes- de nuestras potencialidades a desarrollar y nuestras carencias a trabajar.
Supone también el punto de partida para una planificación coherente orientada al desarrollo y nos ayuda a concretar los objetivos y pasos a seguir.
Supone también el punto de partida para una planificación coherente orientada al desarrollo y nos ayuda a concretar los objetivos y pasos a seguir.
Hemos reflexionado mucho sobre la profesión del Orientador, sobre la importancia de asumir responsabilidades y el compromiso personal qué conlleva, ya qué en cierto modo tenemos qué ser "ejemplo" de empatía, congruencia, aceptación, mostrarnos siempre motivados, estimulados, ilusionados... a la vez qué no debemos ni manipular ni crear dependencia. Todo esto supone un trabajo de superación personal constante.
Creemos qué si queremos orientar y promover el desarrollo de las potencialidades de los demás, no podemos nunca olvidarnos de pretender lo mismo para nosotros.
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